10. Jarabe de maíz de alta fructosa
El jarabe de maíz de alta fructosa no debe utilizarse cuando se trata de su salud. Numerosos estudios han relacionado este ingrediente con una serie de enfermedades graves, como la obesidad, el cáncer y las enfermedades del corazón.
El problema es que el jarabe de alta fructosa se utiliza en una amplia gama de productos porque su producción es muy barata: todo, desde los refrescos hasta los cereales y el aderezo para ensaladas. Elaborado a partir de almidón de maíz, el jarabe de maíz de alta fructosa actúa como edulcorante con un dulzor comparable al de la sucralosa. Se introdujo por primera vez en la década de 1950, pero no se incluyó de forma generalizada en los productos hasta la década de 1970, cuando empezó a utilizarse como alternativa más económica al azúcar.
Sin embargo, este ingrediente no es una excelente alternativa a los alimentos cargados de azúcar, y muchos estudios indican que probablemente sea mucho peor. Los investigadores que realizaron un estudio en la Universidad de Princeton descubrieron que el jarabe de maíz de alta fructosa provocaba un mayor aumento de peso que el azúcar. Definitivamente, es mejor evitar en lo posible los productos que contienen jarabe de alta fructosa, ya que no le ofrece ningún beneficio real, sino que podría causar una amplia gama de daños.
